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Nota: Es mi lema frente a la vida, es respetar a los demás, tal y como me gusta que me respeten a mí. Amo a los animales por encima de muchos humanos. Casi siempre me dejo guiar por el corazón, aunque me lleve muchos disgustos. Soy amiga de mis amigos y los defiendo con la mejor arma que tengo, con sinceridad y la verdad. Aun no siendo rencorosa y perdonar con facilidad, aparto sin temblarme el pulso, a las personas toxicas y no perdona la traición a mi amistad. Si no te gusta mi manera de pensar, si no eres defensora/ or, de los animales; no me interesas ni como humano, ni como amigo. Te agradecería que me borraras de tus amigos y salieras de esta página.

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sábado, 22 de febrero de 2014

¿Culpable o Inocente?

El caso del sonámbulo homicida: ¿culpable o inocente?



A sus 43 años, Scott Falater, vecino de Phoenix (Arizona), tenía un buen sueldo, un trabajo reconocido y una casa con piscina donde vivía con su mujer y sus dos hijos. Todo iba bien hasta que la noche del 16 de enero de 1997,mientras los niños dormían y él aparentemente también, mató a su mujer tras asestarle 44 puñaladas, arrojó su cuerpo a la piscina y guardó su vestido manchado de sangre en el maletero del coche. Al día siguiente no recordaba nada. Según los expertos de la defensa, entre los que figuraba Rosalind Cartwright, psicóloga especializada en trastornos del sueño y profesora de Neurociencia en la Rush University Medical Center de Chicago, Falater había sufrido un episodio de parasomnia; en concreto, un tipo de sonambulismo que, en contadas ocasiones, puede desembocar en conductas violentas.

“Si se demuestra que un individuo es sonámbulo y, en ese estado, comete un delito, puede quedar indemne”, asegura Cartwright. Sin embargo, Falater fue declarado culpable, un veredicto desacertado en opinión de la psicóloga, quien recuerda que los hijos del acusado y sus padres declararon a su favor. “El experto del sueño presentado por la fiscalía convenció al jurado de que Falater había planeado el asesinato y de que estaba despierto cuando lo cometió, aunque no había pruebas de tal cosa”, recalca Cartwright. Pero, puesto que el sonambulismo en los adultos es muy poco frecuente, poco pudo hacer la defensa, y Scott Falater fue condenado a cadena perpetua.

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