Un poco de reflexión de lo que
significan para mí, los animales y vivir con ellos.
Los animales son mi debilidad y
para nada me siento vulnerable que se sepa, en realidad quien en realidad me
conoce y sabe cómo siento y pienso, lo sabe. Pienso que es una de mis mayores
virtudes, eso creo. Nunca entenderé, quien y por qué, hay personas que los ven
como y tratan como tal, animales. Yo no me siento diferente ni especial a
nadie, pero no yo los veo y siento como animales, sino, como símiles a mí. Sé
que tienen alma, corazón y sentimientos como nosotros, entonces ¿Cómo podría
hacer daño a un símil a mí? Mi vida cambió cuando adopte a mi primer perro,
creo recordar que tenía unos nueve años, era una niña, pero aquel pastor
alemán, me cambió la vida para siempre, aunque yo no lo sabía entonces. Después
tuve otro y otro y así hasta, que por motivos que ahora no vienen al caso, tuve
que quedarme con Minina, una gata, que terminó por cambiarme del todo la vida.
Ya
escribí en uno de mis libros quien era Minina y lo que supuso vivir con ella. Minina
era un poco rara, iba por los tejados y se buscaba la vida, hasta que me la
tuve que quedar; pero no me importó,
puesto que mi madre decía que me parecía mucho a ella. Se me desgarro algo por dentro, cuando murió. No
quería nunca más adoptar, pero más lejos de mi decisión. Llegó Alma. Alma, nunca
se le dio un nombre más apropiado a una mascota, significa, “que da vida".
Luego vino Zen, significa, “meditación” y llegó Kira, “luz”. No, para nada
sabía su significado antes de darles estos nombres, pero jamás, nunca en mi
vida, ni por un segundo, he creído en casualidades, referente a los acontecimientos
de mi vida.
Luego vino Alma. La segunda Reina. Hoy las dos en el Reino del cielo gatuno.
Cuando me miran a los ojos, no sé cómo, pero
entro en su mundo, un mundo de amor y paz. Así que no he tenido más que aceptar, que por algo, les di este
nombre a cada uno de ellos. Repito, son mi vida, la tranquilad y la luz en este
camino que se me ha prestado por un espacio de tiempo. Adorar, querer, alimentarles, adjetivos,
que se quedan muy pequeños, para el inmenso amor que ellos me dan y yo siento por ellos.
Ana Giner Clemente.
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