Herida
grave que me dejas
al
marcharte de mi lado,
muerte
anunciada y no
comprendida
de este gran amor.
No
tengas remordimientos,
así es
el juego del amor, caprichoso
y
egoísta, algunas veces pendenciero
y casi siempre
traidor.
Aunque
tardará en curarse esta herida
no voy
a permitir que nadie me cambie
por esta
vil y engañosa traición.
Lloraré
en los brazos de la vida,
y como
siempre ocurre en estos casos
volveré
a creer en el amor.