Importante

Nota: Es mi lema frente a la vida, respetar a los demás, tal y como me gusta que me respeten a mí. Amo a los animales por encima de muchos humanos. Casi siempre me dejo guiar por el corazón, aunque me lleve muchos disgustos. Soy amiga de mis amigos y los defiendo con la mejor arma que tengo, con sinceridad y la verdad. Aun no siendo rencorosa y perdonar con facilidad, aparto sin temblarme el pulso, a las personas toxicas y no perdono la traición a dicha amistad. Si no te gusta mi manera de pensar, si no eres defensora/or, de los animales; no me interesas ni como como amigo, ni tan siquiera como humano. Te agradecería que me borraras de tus amigos y salieras de esta página.

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viernes, 19 de septiembre de 2025

Rosa Parks

 




Rosa Parks (1913-2005)


El 1 de diciembre de 1955 Rosa Parks, costurera afroamericana de 42 años, volvía del trabajo en un autobús. En esa época en Alabama el transporte público estaba dividido por una línea que señalaba que las personas de raza blanca se sentaban adelante y los negros atrás. Los asientos del medio podían ser usados por negros en caso de que los blancos no los requirieran. Ahí al medio iba sentada Rosa cuando subió un pasajero blanco y el chofer del bus los instó a ella y a otras tres personas de color a moverse para atrás. Ella no se paró de su asiento y con ese simple gesto cambió la historia de los derechos civiles para siempre; Parks demostró que la dignidad puede ser una poderosa arma de lucha.

Rosa fue detenida y enjuiciada por violar una ley local, pasó la noche en la cárcel y tuvo que pagar una multa de 14 dólares para salir al día siguiente.

El vínculo de Parks con los derechos civiles venía desde antes del incidente del bus y ya en 1949 se había convertido en asesora de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) que promovía la igualdad de derechos y el fin de la discriminación. Cuando Rosa fue detenida en 1955, su amiga de la infancia, la activista Johnnie Carr, junto al hasta entonces desconocido pastor Martin Luther, organizaron una protesta contra los buses en Montgomery y llamaron a la población afroamericana a no usar este medio de transporte. Los buses dejaron de tener pasajeros de raza negra y tras 382 días de protesta la autoridad local tuvo que terminar con la segregación en el transporte público cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos declaró inconstitucional la separación racial en los buses.

La rebeldía de Rosa Parks y el posterior boicot contra el transporte trajo consigo una ola de protestas y resistencia no violenta por parte de los ciudadanos afroamericanos, que exigieron un trato justo a lo largo de todo el país. Convertida en un verdadero ícono de la lucha contra la desigualdad, Rosa se trasladó a Detroit a principios de los sesenta y comenzó a trabajar con el político demócrata John Conyers hasta finales de los ochenta. Enviudó en 1977 y una década después fundó el Instituto Rosa y Raymond Parks para incentivar el liderazgo entre los jóvenes de Detroit.

En 1996, Parks recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de manos del presidente Bill Clinton y en 1999 fue galardonada con la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos por su lucha contra el racismo. Rosa nunca podría imaginarse que el simple hecho de no pararse de su siento se transformaría en un paso tan significativo en la lucha contra la discriminación, pero su instinto y valentía hicieron que muchos tomaran fuerza para exigir igualdad de derechos sociales.

https://mujeresbacanas.com/la-dama-de-los-derechos-civiles-rosa-parks/


sábado, 12 de julio de 2025

"Resistiré"

 



“ Información recogido de la red.”

Para quienes cantan "Resistiré", será bueno recordarles, que el autor de la canción la compuso en homenaje a su padre, miembro del Partido Comunista de España, quién fue sentenciado a pena de muerte, y toda su vida estuvo detenido, torturado y encarcelado, por su lucha incansable contra la dictadura franquista. Aquí un poco de la historia de Carlos Toro.

«Cuando pierda todas las partidas./ Cuando duerma con la soledad./ Cuando se me cierren las salidas/ y la noche no me deje en paz./ Cuando sienta miedo del silencio./ Cuando cueste mantenerme en pie./ Cuando se rebelen los recuerdos/ y me pongan contra la pared./ Resistiré, erguido frente a todo./ Me volveré de hierro para endurecer la piel/ y aunque los vientos de la vida soplen fuerte,/ soy como el junco que se dobla/ pero siempre sigue en pie./ Resistiré, para seguir viviendo,/ soportaré los golpes y jamás me rendiré...». Escribió Carlos Toro pensando y recordando a su Padre.

CARLOS TORO

Carlos Toro Montoro a lo mejor no era tan conocido hasta estos días. Compositor de numerosas canciones y periodista, sus letras se conocen no tanto por él, sino por los intérpretes que las cantan, como es el caso del Dúo Dinámico.
Sin embargo, detrás de la historia de Carlos Toro nos encontramos un periplo de lucha, de resistencia, que hace de esta canción algo especial. Sobre todo por quien fue el padre de Carlos Toro Montoro: Carlos Toro Gallego.

Hace muchos años, en el curso de una investigación histórica sobre represión franquista, di con el nombre de Carlos Toro Gallego. La explosión fortuita de un polvorín militar en Alcalá de Henares en septiembre de 1947 sirvió de pretexto a las autoridades franquistas para acometer detenciones contra las estructuras comunistas clandestinas del Partido Comunista de España (PCE) y de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Casi todos los comités de Alcalá de Henares y Madrid cayeron en aquellas fechas por un acto que era imposible que hubiese cometido la organización clandestina de los comunistas.

En octubre de 1947 fue detenido en Madrid Carlos Toro Gallego. Natural de Jaraicejo, un pequeño pueblo en la provincia de Cáceres, Toro Gallego había nacido en 1907. Antes del gol.

Ana Giner.

jueves, 1 de mayo de 2025

Gratitud


Un hombre estaba sentado en la acera, encorvado, con las manos escondiendo su rostro y los hombros cubiertos por una manta sucia. Era un mendigo. Nadie sabía su nombre, solo lo llamaban "viejo Silas". La mayoría pasaba por él como si fuera parte del paisaje.

Pero en aquella mañana fría, una hermosa mujer se detuvo frente a él. Vestía un vestido ajustado que abrazaba su silueta con elegancia. Los tacones altos de la misma color resonaban con firmeza a cada paso. Los cabellos largos bailaban con el viento de la ciudad, y un perfume discreto que parecía pertenecer a otro mundo.

Silas levantó los ojos, desconfiado.

—No tengo cambio —murmuró, intentando alejarla con la mirada.

Ella sonrió. Una sonrisa que no juzgaba.

—No vine a darte cambio. Vine a ofrecerte un almuerzo.

Él se rio, sin humor:

—Excelente. Después del banquete que tuve con el presidente, voy a querer postre también. Ahora déjame en paz.

Ella no se movió. Solo extendió la mano.

—Por favor. Solo acompáñame.

Un guardia municipal que observaba desde lejos se acercó.

—¿Todo bien aquí, señora?

—Sí —respondió ella, con firmeza dulce—. Quiero solo llevar a este señor a comer conmigo.

El guardia la reconoció.

—¿Está segura? Ese es Silas. Vive por aquí hace años. No es mala persona, pero... es complicado.

Ella asintió.

—Justamente por eso.

Contra su propia voluntad, Silas fue convencido. Los tres entraron juntos en un restaurante elegante, con ventanas amplias y camareros alineados. El gerente vino inmediatamente.

—Señora, con todo respeto... ese hombre... él no puede... eso perjudica el ambiente.

Ella miró al gerente con gentileza firme.

—¿Conoce la empresa Allure & Co.?

Él dudó.

—Claro... es una de nuestras mayores clientes en eventos cerrados.

—Pues bien. Soy Helena Diniz. Directora ejecutiva.

El rostro del gerente palideció.

—Lo siento, no sabía...

Ella interrumpió con un leve gesto.

—Ahora sabe. Y espero que sepa una cosa más: la humanidad no se mide por la apariencia de quien entra, sino por la forma en que somos tratados al salir.

Se sentaron a la mesa. El viejo Silas seguía en silencio, sin saber dónde poner las manos. Helena lo miró a los ojos.

—¿Se acuerda de mí?

Él entrecerró los ojos.

—No... su voz me suena familiar, pero...

Ella sonrió de nuevo.

—Hace veinte años, una chica hambrienta entró en este mismo restaurante. Estaba acurrucada en un rincón, temblando de frío, y sin valor para pedir nada. Usted era camarero aquí. Y fue el único que me vio.

Él se quedó inmóvil.

—Usted trajo un plato escondido de la cocina. Pagó con lo que tenía de propina. Y dijo: "Hoy es por mi cuenta. Pero no se olvide: solo siga adelante."

Silas bajó los ojos. Lentamente, lágrimas se formaron.

—¿Era usted?

—Sí. Y ahora soy yo quien está aquí... para recordar que el bien que hacemos, incluso olvidado por nosotros, es recordado por Dios.

Ella sacó un sobre de su bolso.

—Aquí tiene una tarjeta. Vaya a esa dirección. Hable con el Sr. Murilo. Él ya lo está esperando. Tiene un cuarto arreglado, un baño caliente y una oportunidad.

Silas lloraba en silencio.

—¿Por qué...? ¿Por qué haría esto por mí?

Helena apretó su mano con delicadeza.

—Porque usted ya lo hizo por mí. Y porque... no olvidé el sabor de aquel plato ni la dignidad con que fui tratada.

Antes de salir, ella miró al guardia y dijo:

—Gracias por permitir que esto sucediera.

Él sonrió, emocionado:

—Señora... quien agradece soy yo. Acabo de ver un milagro.

Tomado de la red.

Ana Giner