Importante

Nota: Es mi lema frente a la vida, es respetar a los demás, tal y como me gusta que me respeten a mí. Amo a los animales por encima de muchos humanos. Casi siempre me dejo guiar por el corazón, aunque me lleve muchos disgustos. Soy amiga de mis amigos y los defiendo con la mejor arma que tengo, con sinceridad y la verdad. Aun no siendo rencorosa y perdonar con facilidad, aparto sin temblarme el pulso, a las personas toxicas y no perdona la traición a mi amistad. Si no te gusta mi manera de pensar, si no eres defensora/ or, de los animales; no me interesas ni como humano, ni como amigo. Te agradecería que me borraras de tus amigos y salieras de esta página.

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lunes, 4 de noviembre de 2024

AnimaNaturalis


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DESTACADO
Temporal deja a miles de animales en peligro ¿qué podemos hacer para ayudar?
 
Las incesantes lluvias que azotan la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía han desatado una crisis humanitaria y animal sin precedentes. Desde la activación del procedimiento de "múltiples víctimas" por parte del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, hasta la devastación de refugios de animales, la situación se ha vuelto crítica. Este desastre natural ha dejado al menos 51 muertos y un número incierto de animales heridos y abandonados. Ahora, más que nunca, necesitamos tu ayuda para salvaguardar a aquellos que no pueden defenderse.

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viernes, 28 de junio de 2024

Mariana

 

Mariana

 

Mariana, tenía veinte años, era una muchacha, bonita, elegante, con una educación exquisita. Sus padres con un poder adquisitivo alto, le dieron los mejores estudios y ella, los aprovecho.

Su infancia trascurría entre el mar y el asfalto. Sus padres y ella, en vacaciones volvían a la casa de su abuela, situada en la costa. se reunía con sus familiares, tíos, primos y amigos. y sus raíces, era su zona de confort, allí, se sentía segura.

Después de saludar a todos, se dijo que a sus amigos los vería, después del baño. Estaba ansiosa de verlos, pero más, de darse un chapuzón.

Mariana, se fue a las rocas era su sitio preferido, allí, nadie la molestaba. Pero esta vez, estaba ocupado por un muchacho que hasta entonces no había visto nunca.

—¿Quién eres? Este sitio es mío. —Le dijo ella.

—Perdón. No vi ningún nombre.

—Aquí no viene nadie. Solo yo.

—Repito. No veo nombre alguno.

El muchacho tenía razón, y Mariana, tuvo que ceder.  

—Me llamo María.

—Paolo. —dijo él. He venido con unos amigos. Siento haberte quitado tu sitio.

—Está bien, tampoco es mío. Vengo aquí, porque la playa está muy llena y me gusta la soledad.

Paolo, un muchacho de veintidós años, nada tenía que envidiar a los mejores modelos de alta costura de Italia. Mariana, quedó prendada de él, pero lo disimulo muy bien; ella, siempre había tenido claro que sus estudios era lo primero y amigos muchos, pero ni novios, ni enamoramientos. Terminar su carrera, era lo más importante para ella, nada la desviaría de sus objetivos, pero podían ser amigo, se dijo.

Los días pasaban y aunque Paolo, vivía en Italia, se veían solo en vacaciones, por deseo de Mariana, ya que lo primero, era lo primero, su carrera.

 Entre los amigos más cercano de Mariana, Matteo, era su mejor amigo y confidente. Mariana le apreciaba muchísimo, pues se conocían desde niños, hecho más que reconocido, por todos los restantes que el aprecio, era reciproco. Sus amigos, contaban con ella, pero ella, siempre recurría a Matteo, él, siempre estaba a su lado, pasara lo que pasara, era su apoyo incondicional.

Ese verano, Mariana, tenía muchas ganas de ver a Paolo. Llegó a la casa de la familia de él, y ella, quedó sorprendida, ya que entre su gente había una muchacha muy atenta con él.

—Mariana. ¿Cuándo has llegado?

—Hace una hora; como me dijiste cuando hablamos, que ya estabas aquí, y no venías, pues me he acercado yo. 

La familia de Paolo, le dio la bienvenida, ofreciéndole una silla para sentarse, ella se sentó, pero su intuición le decía, que algo no estaba bien.

—Me sentaré un ratito, tengo que volver a la casa, todavía tengo las maletas en el coche y no he visto a mi familia.

Se despidieron, quedando después en verse donde siempre. Habían pasado varios veranos desde que se conocieron y la relación entre ambos, parecía ir bien, o al menos eso creía Mariana. Al atardecer, Mariana, se encontraba sentada frente al mar, absorta en sus pensamientos, Paolo, apareció por detrás e hizo ademán de empujarla.

—Eh, ¿qué te pasa? Me has asustado.

Él, se rio.

—No veo la gracia.

—Tampoco es para tanto, mujer.

—¿Quién es la muchacha, que está en tu casa? —Nunca la había visto.

—¿Manuela? Es una amiga. Sus padres son amigos de los míos y bueno, el primer año vine con mis amigos, que fue cuando tú y yo nos conocimos, pero al hablarle tanto de este pueblo costero a mis padres y estos alquilar la casa de verano, pues, la han invitado a venir con nosotros. Nadaron un rato, pero a mariana ya no le gustaba el rumbo que estaba tomando dicha relación. Ella no estaba para tonterías, era consciente de que algo no tenía sentido, pero, también era cierto que se iban haciendo más adultos y lo que antes parecía un romance de verano, ahora ya no lo era tanto.

Y el verano terminó. Paolo, le recriminó, que tuviera que volver a la ciudad. A Mariana, no le gustó su actitud, pero ella ya se lo había dicho varias veces, su carrera y después lo que hiciera falta.  Paolo trabaja en la empresa de su padre de relaciones públicas y él, tenía mucho tiempo libre, hecho, que también le espeto en cara a Mariana.

—Paolo. Cuando nos conocimos, te deje bien claro que no quería interferencias entre mis estudios. Para mí, es muy importante terminar mi carrera y labrarme un futuro, y lo entendiste. ¿Qué ocurre ahora, ha cambiado algo y no me he enterado?

—Que tengo tiempo y tú estás lejos, simplemente, que te echo de menos y no quieres ni que te vaya a visitar a la universidad, solo vernos en los veranos y yo pienso, que para qué tanto estudio, tengo suficiente dinero para mantenerte y lo más probable, es que ni trabajes cuando vivamos juntos.

—No comprendo que te ocurre Paolo, termino de decírtelo, no quiero interferencias. Ni a nadie que me mantenga. Yo soy una persona autosuficiente para mantenerme por mi misma, y si vivimos juntos, quiero trabajar, cada cual tiene sus objetivos.

—Bien. Mariana, pues no es así como yo lo veo, tendrás que decidir, si te quedas conmigo o te vas.

—Pero, te estás escuchando lo que dices, no tiene ningún sentido Paolo. Y lo lamento mucho, pero me tengo que ir. Creo que ha sido una lástima el tiempo que he perdido contigo, pensé que eras diferente, pero me doy cuenta que me quieres manipular y peor todavía, deslumbrar con tu dinero. Tú actitud demuestra, que lo que yo quiero para mi vida no te interesa lo más absoluto, y dicho esto, lamento profundamente que te valgas de tu posición para atraer a una mujer. Sí, será mejor que lo dejemos aquí y ahora. No eres el hombre que deseo que comparta mi vida.

Mariana, se dio la vuelta y hizo ademan de marcharse, pero Paolo, no estaba dispuesto a le dejaran, sintió en su cuerpo una oleada de colera y con los ojos ensangrentados, la cogió por la cintura con toda su furia y como si fuera un bulto, la lanzó al mar.

Mariana, sabía nadar perfectamente, pero al no esperarse que Paolo, reaccionara de la manera en que lo hizo, se día con una roca en la cabeza, perdiendo el conocimiento. Gracias a dios, Matteo, se encontraba buceando en la zona y pudo ver lo que pasó perfectamente, la socorrió sin demora y la llevó a su casa. Pasaron horas antes de que Mariana, abriera los ojos.

—¿Dónde estoy?

—Mariana, ¿cómo te encuentras, te duele algo, estás mareada?

—Un poco mareada. ¿Qué hago aquí?

—¿No recuerdas que pasó?

—No. Estaba hablando con Paolo y no recuerdo nada más.

—¿Estabais discutiendo?

—No lo sé. ¿Por qué me preguntas eso?

—Mariana. Tengo que decirte algo.

—Dime, me estás asustando.

—Paolo, te tiro al mar, Marina, con tanta fuerza, que te distes en la cabeza con una roca.

—¿Cómo?

—Llama a la policía Matteo, por favor, llámala, y también a mis padres, lo haría yo, pero me da todo vueltas.

—No te preocupes, yo llamaré.

Matteo, se sorprendió mucho de la reacción de Mariana. Pues hasta ese momento, pensó, que lo defendería a capa y espada, pero no, no lo hizo. Por tanto, pensó que algo pasó entre ellos, antes de que la tirara al mar.

—Matteo. ¿Cuánto tiempo llevo aquí?

Mariana tenía destellos de la discusión con Paolo y empezaba a recordar lo que le había ocurrido encima de las rocas.

—Matteo. Estoy recordando. Le estaba diciendo a Paolo, que lo nuestro se había acabado. Él quería que dejara mi carrera, que tenía suficiente dinero, como para que yo no tuviera que trabajar, le dije que eso no iba a ocurrir, también le dije, que lo nuestro había llegado a su fin y ya no recuerdo más.

—Pues, yo puedo completar lo que no recuerdas, te encontré en el agua, sangrando, te habías dado un golpe en la cabeza con las rocas y le vi asomarse, supongo que para cerciorarse de que no saldrías del agua. Lo que él no sabía es que yo estuviera buceando en la zona. Te saqué del agua y te traje a mi casa y llame al médico. Dijo que no me preocupara, el golpe parecía menos de lo que aparentaba, pero que, si en unas horas no reaccionabas, te llevara inmediatamente al hospital.

—¿Qué ha dicho la policía?

—Que vienen enseguida.

—O sea, que, si no llegas a estar, me hubiera ahogado, quería matarme. Hijo de p…

Cuando llegó la policía, Mariana, contó hasta donde recordaba y Matteo el resto. La policía, le preguntó a Matteo, si testificaría si hiciera falta, a lo que él respondió, que por supuesto. Ella, le pregunto a los agentes que iban a hacer al respecto y estos le respondieron, que detenerlo, por intento de asesinato. Matteo, nada más llegar a su casa y después de que el médico le dijera, que tenía una leve conmoción y de llamar a la policía, llamó a los padres de Mariana, contándoles lo ocurrido a Mariana, los padres de Mariana, preocupados, se encontraban en la ciudad, comprando víveres y que iban enseguida, pero Matteo, les tranquilizó, diciéndoles que estaba dormida y que nada podían hacer. Por tanto, les dijo que hicieran lo que tuvieran que hacer y cuando terminaran, que fueran a la casa, que Mariana ahora, se encontraba en buenas manos.

Al rato de estar hablando con los policías, llegaron los padres de Mariana, la abrazaron preocupados.

—¿Cómo te encuentras hija?

—Mejor, no os preocupéis.

—¿Qué van a hace al respecto? —Pregunto el padre de Mariana.

 La policía, les comentó, que Paolo, tenía una orden de detención por maltratar a su novia y no acudir al juzgado el día del juicio, salió fajo fianza, por eso no estaba en la cárcel.

La policía no quería decirle a Mariana, que Paolo la había matado, pero al final tuvo que hacerlo.

—¿Cómo se encuentra su novia? —Pregunto Mariana.

—Lamento decírselo. La asesinó.

—¿Cómo? —Preguntó Mariana. No puede ser, pero, ¿cómo no me di cuenta de quien era este hombre? Me he estado engañando todo este tiempo.

—No, por favor, no haga eso. Está actuando como una víctima y usted a nuestros ojos, es una superviviente y dé gracias que sólo ha sido un golpe. La novia de este hombre no tuvo esa suerte. Pues vivía con él y no tuvo ninguna oportunidad.

—Por el amor de dios. —exclamó el padre de Mariana.

—Era un encanto, papa. Pensé que era tal cual se dejaba ver.

—Si lo vuelvo a ver, lo mato yo. —Exclamo su padre. Ya no te puedes fiar de nadie en estos tiempos. Con lo buen chico que parecía, nos ha engañado a todos.

—Señor. Hay personas que son encantadoras, amables, embaucadores y son asesinos en serie. —dijo el policía.

—tiene usted toda la razón. Sus padres tienen dinero. No se librará, ¿verdad?

—Este hombre, irá a la cárcel por muchos años. Ha sido un arduo trabajo el que hemos hecho, para acusarle del asesinato de su novia y ahora, intento de asesinato. No le quede la menor duda, ni todo el dinero de sus padres, saldrá impune, está vez, no. Pasará muchos años entre rejas.

Los policías, se despidieron y se marcharon. Los padres de Mariana, ante la insistencia de Matteo, se quedaron a cenar. intentando tranquilizarse ellos y a la vez a Mariana. Era muy tarde y sus padres le dijeron a Mariana, que se quedara allí, en casa de Matteo, ella, miró a Matteo y este acepto encantado. Aunque empezaba a refrescar un poco, Mariana, se sentó en la terraza, Matteo, cogió una de sus chaquetas y la dejó caer por los hombros.

 —Sabes Matteo. Estoy pensando que este es mi ultimo año en la universidad y antes de ponerme de lleno a trabajar, voy a tomarme unos meses de relax, me iré a viajar, me vendrá bien y, también estaba pensando, ¿Qué te parecería si me acompañaras?

—Sería todo un honor acompañarte.

A veces, creemos que hemos conocido al hombre de nuestra vida, sin darnos cuenta, de que lo teníamos desde hacía mucho tiempo a nuestro lado.

Fin

Ana Giner.


miércoles, 3 de abril de 2024

AnimaNaturalis cumple 21 años

 

AnimaNaturalis existe desde hace 21 años por la entrega de sus voluntarios y las personas que trabajan para esta causa. Existe también por la necesidad imperiosa de defender a los animales de la explotación y maltrato en manos humanas.
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